25 años después
El ultimo semestre de 1999, estuvo algo agitado en el interior de Chunta Aragonesista. Varios militantes del Ligallo de Emigración de Barcelona, creíamos que las ideas de soberanía y autodeterminación se estaban abandonando. Así, que decidimos intentar cambiar el rumbo desde dentro del partido. ¿Qué podíamos hacer? ¿Una tertulia, conciábulo, camarilla, corro, peña? ¡No! Lo más común en una organización política: Una corriente de opinión. Lo primero, comunicarlo personalmente a la dirección, y esa misma mañana en Comité Nacional. A partir de ese momento, diversas convocatorias y reuniones, nos llevaron al 4 de diciembre a Monzón. Aprovechando, la celebración de la Feria del libro Aragonés, para facilitar la asistencia. Ese día cuatro, se aprobó el documento conocido como “Bases de Monzón”. ¿El nombre de la corriente? Pues se bautizó a principios del 2000. Se barajaron varios nombres, yo aposté por Estado Aragonés; al final del debate se consensuó el de Puyalon. La vida de la corriente: intensa pero corta. El virus de la disidencia, no está bien tolerado por los organismos políticos. Pocos años más tarde, de esa siembra, surgieron dos partidos políticos, Estado Aragonés y Puyalón de Cuchas.
Pasan los años, cambiamos las personas, los colectivos. Hemos ido perdiendo trenes, pero no hay que lamentarse, ni correr detrás del último para alcanzarlo. Porqué el run-run continúa. Ya veremos hasta donde llega nuestra propuesta de Compleganza Aragonesa. Es otra oportunidad para volver a intentarlo, respiremos hondo y demos el salto; todavía está envuelta en el misterio, agarrémonos fuerte y hagamos que la experiencia valga la pena. Reiniciemos la maquinaria.
Desde nuestra individualidad como aragoneses, abracemos la multitud. Mezclemos ideas con aquellos que odian la opresión, la explotación, y quieren encontrar soluciones (por favor que no sea un César). Educación, cultura, trabajo……Cuando el estómago tiene hambre, nacen los niños, y no, no traen un pan bajo el brazo.
Todos los pueblos deben ser propietarios de su destino, y sin despreciar lo ajeno, nuestra tierra es nuestro consuelo. Dejemos de ser un peón jugando en su tablero, nos valemos por nosotros mismos para salir del laberinto.
Muchos han intentado resolver la ecuación de: Qué o quién define a Aragón. Yo, tampoco he podido descubrir las incógnitas para resolverla, por muchas consultas realizadas a mis poetas preferidos. En el tintero están las letras de valor desconocido, hay que saber colocarlas y tener ganas de dibujarlas.