Coronación del rey Castellano en Aragón: el homenaje al centralismo
El fin de semana del 7 al 9 de febrero se va a celebrar la recreación histórica de la coronación de Fernando de Antequera, este rey que aunque si vincula con Aragón es profundamente castellano en su origen y linaje. Se dice que se homenajea la historia, y es cierto que esta coronación es parte de ella, pero ¿por qué ensalzar la figura de un monarca de la dinastía Trastámara, cuya raíz es claramente castellana, en una nación como Aragón?
El ascenso al trono de este monarca en el Compromiso de Caspe, fue el inicio de la decadencia de la identidad aragonesa y la imposición de castilla. El hecho de que un rey de esta dinastía haya sido coronado en Aragón no tiene el mismo trasfondo de autonomía e identidad que la coronación de un rey nacido en las propias tierras aragonesas. ¿Acaso no sería más apropiado conmemorar la coronación de un monarca que, al menos, tuviera un vínculo directo con la historia y cultura aragonesa, y no uno que, como Fernando, fue más producto de los intereses dinásticos castellanos?
La idea de celebrar la coronación de Fernando I es, en el fondo, una repetición de un relato que ha sido impuesto por las dinastías que dominaban desde Castilla. Al hacerlo, se deja en segundo plano la historia del País, una nación que, antes de la unión con Castilla, ya contaba con una fuerte identidad, con reyes como Pedro IV el Ceremonioso, que tuvieron un impacto directo en la construcción política, social y cultural del Reino de Aragón.
Zaragoza no debería ser una ciudad que celebre el ascenso al poder de un monarca que representaba la hegemonía de Castilla en detrimento de las autonomías y particularidades de los reinos de la Corona de Aragón. Nos deberíamos de centrar en celebrar eventos con monarcas aragoneses de auténtico linaje local como por ejemplo el último rey aragonés nacido en Aragón, Martín el Humano.
A todo ello hay que añadir que los políticos con sedes nacionales han mostrado, en numerosas ocasiones, una clara preferencia por rendir homenaje a la historia y cultura de Castilla, incluso a costa de olvidar o relegar la identidad de Aragón. Como nombrar al Auditorio de Zaragoza con el nombre de “Princesa Leonor” siendo que sus únicas relaciones con la capital aragonesa son la Academia Militar y las salas de fiesta. Obviando así a numerosos artistas que podrían llevar ese nombre.
Con este acto se representa la centralización del estado y la idea de la unidad centralista que debilita la identidad de nuestra nación.
David N. P.
Militante de Estau Aragonés
Recreacionista aficionado